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¿Desde cuándo es obligatorio el casco en competición?

competiciones de ciclismo

Actualmente nos parece de lo más normal y de absoluto sentido común el uso del casco en las competiciones de ciclismo. La imagen que tenemos ahora de los ciclistas cuando compiten es casi indisociable del casco, de tal modo que se nos hace complicado reconocerlos cuando han cambiado de marca o de modelo.

Sin embargo, esto no siempre fue así

De hecho, la obligación de usar el casco en competición es más bien reciente y no estuvo exenta de polémica e incluso de bastante resistencia por parte de los propios ciclistas. Hasta entonces, el casco prácticamente no lo usaban los profesionales. En algunos países sí que pasó a ser obligatorio, por eso podéis ver las imágenes de la famosa etapa de Lieja del Tour de 1995 en la que Miguel Induráin llevaba la llamada “chichonera”. Aquella etapa transcurría en Bélgica y en ese país sí que era obligatorio. De hecho por aquellos tiempos, los ciclistas tenían tal libertad en este aspecto que incluso en las cronos la mayoría no los usaba.

El punto de inflexión para el tema del casco fue la caída mortal del kazajo Andrei Kivilev, quien precisamente corría en las filas del Cofidis en 2003. El accidente ocurrió el 12 de marzo, en la segunda etapa de la París-Niza. Kivilev sufrió una dura caída en la que hubo involucrados otros ciclistas. Falleció al día siguiente en el hospital de Saint-Étienne debido a las complicaciones derivadas de una fractura de cráneo y dos costillas.

Este grave suceso, hizo reaccionar a las autoridades ciclistas que, a instancias de la UCI, obligó a los profesionales a usar el casco en todas las competiciones de ciclismo. Para ello tuvieron que buscar el apoyo y la complicidad de la Asociación Internacional de Ciclistas, ya que los propios ciclistas no eran precisamente partidarios de esta medida. De hecho, muchos profesionales se mostraron abiertamente en contra y reclamaron libertad para usar o no el casco de manera individual. Algo que ya venía pasando desde los años noventa, cuando nada menos que Miguel Induráin se declaró abiertamente en contra de la obligación en 1991. El calor excesivo, la incomodidad y el que su uso tampoco garantizaba una total seguridad eran los argumentos más frecuentes entre los “pros”.

En los primeros años, solo se aplicó una excepción para las etapas ciclistas que acababan con final en alto. Aunque poco después esta salvedad a la norma también se retiró. Actualmente el uso del casco es del todo obligatorio y no hay excepciones. En el caso de los entrenamientos, los ciclistas profesionales deben regirse por la normativa del país en cuestión.